Instrucciones:
Para elegir a Jesús como nuestro Señor y Salvador personal, debemos creer que Él es el único Hijo del Padre. Cuando vino a la tierra, nació de una virgen, siendo enteramente Dios y enteramente hombre. Él vivió entre nosotros, siendo tentado en todo, así como nosotros, y aún así, sin mancha de pecado. De esta manera, Él se convirtió en un sacrificio aceptable por los pecados del hombre. Dios Lo envió porque amó al mundo y aún lo ama. Esto quiere decir que Él te ama y ¡envió a Su Hijo para entregar Su vida para que pudiera restaurar y llenar la tuya!
Antes de entrar en una travesía de liberación, debemos recibir a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador personal. Utiliza el video de abajo para hacer este compromiso con Jesucristo.
La Oración:
Jesús, vengo delante de Ti y reconozco que soy un pecador. Me arrepiento. Llamo a Tu nombre y pido que me limpies con tu sangre. Perdóname por mis pecados. Te invito a mi corazón, Jesucristo. Yo creo que naciste de una virgen, moriste y resucitaste en el tercer día para que yo pueda tener vida eterna. Abro mi vida a Ti y te pido que entres en mí y seas mi Señor y Salvador. Gracias por salvarme. Amén.