El libro de Apocalipsis contiene promesas asombrosas que están asociadas con vencedores. Esta oración resume todas estas promesas en un solo lugar para permitirte ¡tomar todo lo que Dios ha destinado para sus vencedores!
Padre, vengo delante de Ti en oración en el nombre poderoso de Jesús. Mi declaración es que elijo ser un vencedor en Cristo. Me entrego a la travesía que has destinado para mí y elijo ir tras la meta, cuyo premio es el gran llamado en Cristo. Yo declaro que, como resultado de mi vida y mi respuesta a tus mandatos, me dirás, “Bien hecho, siervo bueno y fiel”. Yo elijo tomar parte de las promesas asociadas con el ser un vencedor y las declaro sobre mi vida. Así como a los vencedores de la iglesia de Efeso, comeré el árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios. Así como los vencedores de la iglesia de Smyrna, no seré afectado por la segunda muerte. Así como los vencedores de la iglesia de Pergamino, comeré del maná escondido. Yo recibo la piedra blanca y, en esa piedra, un nuevo nombre que nadie conoce, excepto el que la recibe. Así como los vencedores de la iglesia de Tyrta, recibiré poder sobre las naciones. Con Jesús, reinaré sobre ellas con una vara de hierro, serán echas pedazos como la vasija de un potero. Además, recibo la estrella de la mañana. Así como los vencedores de la iglesia de Sardis, retendré vestimentas que no están contaminadas. Caminaré digno contigo Señor, en vestimentas blancas. Mi nombre no será borrado del libro de la Vida y Tú, Señor Jesús, confesarás mi nombre ante el Padre y Sus ángeles. Así como los vencedores de la iglesia de Filadelfia, seré hecho un pilar en el templo de Dios y no me iré más. Sobre mí será escrito el nombre de mi Dios, el nombre de la ciudad de mi Dios, la Nueva Jerusalén, que viene del cielo de parte de mi Dios. Sobre mí, Jesús también escribirá Su nuevo nombre. Así como los vencedores de la iglesia de Laodicea, me será concedido el sentarme con Jesús en Su trono, pues el venció y se sentó con el Padre en Su trono. Declaro estas promesas sobre mi vida en el nombre poderoso de Jesucristo. Amén.